Seguridad Personal –Director y Jefe de Seguridad

sábado, 12 junio , 2021


1. Centros de coordinación y mando en dispositivos de protección

1.1. El Centro de Coordinacion Operativa (C.E.C.O.R.)

1.1.1. Introducción

Una de las facetas más importantes de toda actividad humana es la coordinación de esfuerzos para que con una mayor economía de medios se produzca un resultado de cali­dad. Toda actividad policial requiere de una coordinación, dado que normalmente en los distintos dispositivos intervienen funcionarios de distintas Unidades que utilizan procedi­mientos operativos diferentes para la realización de sus funciones también diferentes, por tanto un Dispositivo de Seguridad precisa un Centro de Coordinación Operativa1.

1.1.2. Concepto

Definiremos el Centro de Coordinación Operativa (C.E.C.O.R). como el órgano en­cargado de centralizar, coordinar y canalizar toda la información interior o exterior al Operativo que afecte al normal desarrollo de un Dispositivo de Seguridad.

1.1.3. Estructura del C.E.C.O.R.

Según el medio de comunicación por el que se recibe la información, establecere­mos tantas áreas operativas como se precisen. Esto quiere decir que no todos los Centros de Coordinación Operativa contarán con las mismas áreas de actividad, dependiendo en cualquier caso de la importancia del Dispositivo de Seguridad, de los medios técnicos a disposición de las Unidades intervinientes y de la infraestructura del lugar en el que se desarrolle. Como básicas, citaremos las siguiente:

• Área de informática.

• Área de telefonía.

• Área de vídeo.

• Área de radio.

Las tecnologías avanzan y posiblemente en un breve espacio de tiempo podamos contar con un Area autónoma de alarmas electrónicas, en la que se combinarán informá­tica, vídeo y radio.

1.1.3.1. Área de informática

Es un área puramente consultiva y a través de esta se tiene acceso a toda la informa­ción de interés policial que nos pueda interesar: antecedentes, matrículas de vehículos, identificaciones personales, recuperación de objetos, etc.

Todas las Unidades que intervienen en un Dispositivo de Seguridad requieren de la coordinación e incardinación de sus esfuerzos humanos y materiales. Esta circunstancia adquiere mayor importancia cuando son distintos Cuerpos los que intervienen en el desa­rrollo del Dispositivo de Seguridad. Esta coordinación deberá contar con los programas informáticos oportunos que nos permitan tener una información en tiempo real del desa­rrollo de todo cuanto acontece en el Dispositivo, así como de las correspondientes bases de datos puntuales, relativas específicamente a ese operativo que nos permitan la gestión inmediata de medios, personal y emergencias que se pudieran producir, así como datos relativos a claves ubicaciones e incidencias.

1.1.3.2. Área de telefonía

Cuando hablamos de Areas de Trabajo dentro del Centro de Coordinación Operativa, puede parecer que nos estábamos refiriendo únicamente a accesos de información o sis­temas técnicos de tratamiento de la misma. Tanto la informática como los CCTV, pueden utilizar para su transmisión pares telefónicos RTC, ADSL ó RDSI, como frecuencias de radio en más alta o más baja banda.

Como se ha tratado de explicar en apartados anteriores, el control de la información por parte del Centro de Coordinación Operativa es vital, por tanto, las comunicaciones telefónicas deberán estar controladas por éste órgano de Coordinación. No se dice inter­feridas, ahora bien, si controladas.

Seguridad en las comunicaciones telefónicas

Evidentemente este capítulo juega un papel muy importante en la gestión del órgano de Coordinación Operativa. Son múltiples los sistemas de encriptación o de blindaje de las comunicaciones telefónicas que pueden ser utilizados, y todos ellos muy efectivos. Ahora bien estos sistemas no tienen la posibilidad de analizar la información que gestio­nan, para ello están los operadores.




1.1.3.3. Área de vídeo

Según la entidad del Dispositivo de Seguridad, procederá o no, fijar una infraestruc­tura de recepción de imágenes, tanto de las caravanas en movimiento como de los actos en los que participe la Personalidad protegida, y sobre todo establecer un CCTV del lugar donde se aloje. En cualquier caso, es conveniente que exista algún soporte gráfico de cada servicio de protección especial aunque sea solamente a efectos de retroalimentación, análisis y didácticos.

Respecto de la grabación de imágenes y conservación de las mismas, se respetará escrupulósamente lo que determinen las Leyes reguladoras de éstas actividades en cada momento.

1.1.3.4. Área de radio

Simplemente referir que es un medio rápido, directo y efectivo de comunicación, siendo por ello el más usado.

1.1.4. Medios materiales del C.E.C.O.R.

Según la importancia o trascendencia del Dispositivo de Seguridad, estarán configu­rados los elementos técnicos del mismo. No se debe caer en el error de pensar que sin los medios anteriormente relacionados (informática, telefonía, video, radio) no se puede ins­taurar el Centro de Operaciones; en cualquier caso corresponderá al Jefe del Dispositivo el determinar los elementos técnicos que precisa para la coordinación operativa del mis­mo. Se trata de huir de una fijación de mínimos, considerando los elementos suficientes complementados con la infraestructura pertinente, asegurando el suministro de energía con los generadores eléctricos de emergencia precisos.

1.1.5. Medios humanos del C.E.C.O.R.

La complejidad de los medios técnicos utilizados, así como la optimización en el uso de los mismos, requieren la utilización de un personal preparado, especializado y suficiente.

Los operadores que atienden las cámaras y monitores deben ser relevados con fre­cuencia dado el estrés y la tensión psicológica a la que están sometidos.

1.1.6. Ubicación del C.E.C.O.R.

La ejecución de los Dispositivos de Seguridad y Protección, implica en numerosas ocasiones el desplazamiento de las Unidades Policiales que específicamente se encarguen de su ejecución y por lo tanto la coordinación de las mismas se realizará por funcionarios adscritos a ellas que conozcan perfectamente su operatividad.

Lo anteriormente expuesto implica la ubicación de estos funcionarios en lugares que deben de contar con la infraestructura necesaria para la instalación de los medios técnicos descritos en apartados anteriores. Esto supone serias dificultades en muchos casos, pues se trabaja en lugares que no cuentan ni siquiera con un tendido eléctrico acondicionado a las exigencias precisas.

Primarán los criterios de dotación de infraestructuras, aunque dado que en la mayor parte de los casos los medios son aportados por los Cuerpos interesados en la Seguridad del Dispositivo, bastará con que se trate de un lugar que cuente con espacio suficiente y la infraestructura adecuada para poder realizar las conexiones precisas para todas las per­sonas y medios que se pretendan instalar; a ser posible, lo más próximo posible a donde se desarrolle el operativo del Dispositivo de Seguridad.

1.1.7. Representación de las Fuerzas de Seguridad en el (C.E.C.O.R.)

Siempre se ha de estar a lo establecido en la L.O 2/86 de Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, teniendo en cuenta que, según la demarcación, corresponderá al Cuerpo Nacional de Policía o a la Guardia Civil el mando y coordinación del Dispositivo de Seguridad y, por lo tanto, del Centro de Coordinación Operativa.

Esta norma, no implica la exclusión de los demás Cuerpos de Policía Autonómi­cos o Locales, así como los correspondientes servicios de Protección Civil, Bomberos y Asistencias Sanitarias, dado que la misión exclusiva de este Centro es la coordinación de cuantos elementos o servicios contribuyan al desarrollo del Dispositivo de Seguridad o se relacionen con él.

Ahora bien a cada uno le corresponderá la aportación de sus medios técnicos y de co­municación correspondientes, procurando incardinarlos con los restantes que aporten los otros Cuerpos. En cualquier caso los responsables de área de actividad del C.E.C.O.R., velarán para que la coordinación del Dispositivo de Seguridad se lleve a cabo dentro de los cauces de la mas estrecha de las colaboraciones, con vistas a garantizar la calidad en la prestación del mismo.

2. Programa de contravigilancia

2.1. Concepto

Entendemos la protección, como un sistema de seguridad organizado en el entorno de una persona o espacio físico determinados, que nos permite el control de cuanto suceda a su alrededor, con el fin de evitar la comisión de un atentado o daño contra esa persona o bien. El sistema que organizamos nos permitirá neutralizar esa acción en contra, anularla o disminuir sus efectos, y detener a los autores. En la mayoría de los casos, el conoci­miento por parte de los atacantes de la zona de seguridad establecida ejercerá efectos preventivos y les llevará a abandonar sus proyectos asesinos.

No obstante, no será posible prestar un servicio de seguridad que ofrezca el 100% de efectividad, pero con la aplicación correcta de todas las normas de seguridad existentes, se podrán alcanzar porcentajes muy próximos al ideal deseado, cosa que tan sólo podrán ofrecer los servicios de seguridad más cualificados.

Los motivos por los que hay que proteger algo o alguien pueden ser muy diversos. Se encontrarán dentro de lo que denominaremos “exposición de riesgo”; refiriéndose tanto por el puesto que esta persona desempeñe en el Estado, Administración, etc. como por la imagen que se proyecte de ella en un determinado momento.

Al dimanar el “riesgo” de la posición que ocupe en el Estado o Administración, éstos mismos deberán proporcionarle mayor protección que a un ciudadano no expuesto a tales riesgos, aparte del impacto social y mediático que causaría un atentado contra esa persona pública. Se necesita un primer incidente para demostrar la necesidad de la protección.

La seguridad siempre será excesiva hasta que suceda un incidente; llegado ese mo­mento se pedirán explicaciones.Una agresión a un protegido público incide y trasciende en un amplísimo sector social alterando la convivencia normal de la comunidad. La pro­tección a las Personalidades no debe ser servil sino que habrá de estar basada en la efica­cia dada la utilidad general de todo lo que aquéllas representan.

Una agresión a un protegido público incide y trasciende en un amplísimo sector so­cial alterando la convivencia normal de la comunidad. La protección a las Personalidades no debe ser servil sino que habrá de estar basada en la eficacia dada la utilidad general de todo lo que aquéllas representa

2.1.1. Podemos distinguir tres clases de protección a personas

2.1.1.1. Dinámica

Dispositivo de seguridad integrado por los protectores encargados de la seguridad de una Personalidad y que deben acompañarla durante sus desplazamientos.

2.1.1.2. Estática

Dispositivo de seguridad formado por los protectores que tienen la misión de prote­ger la residencia de una Personalidad, un edificio o lugar público, no desplazándose fuera de ellos o de su entorno.

2.1.1.3. Contravigilancia

Dispositivo de seguridad que trata de detectar la presencia de elementos terroristas en tareas de vigilancia sobre los protegidos, al objeto de obtener información de sus movi­mientos, costumbres, etc.. Supone un apoyo inestimable para las protecciones dinámicas y estáticas que tienen limitada su actividad en la proximidad del objetivo a proteger.

2.1.1.4. Integral

Dispositivo creado alrededor de una Personalidad para garantizar su seguridad de manera permanente.




Comprenderá los dispositivos tanto de protección dinámica como de estática y contravigilancia.

La protección debemos entenderla siempre con una proyección integral, en la cual vamos a contemplar todos los aspectos y toda la problemática que se nos puedan presen­tar. Con ello estudiaremos el sistema de seguridad adecuado a emplear reflejándolo en el correspondiente dispositivo de seguridad.

Todas las medidas previstas serán preventivas ya que la razón de ser de la protección es la prevención, contemplada no sólo desde una agresión exterior sino de cualquier cir­cunstancia de la vida diaria que incida entre la integridad de la persona que protegemos y el normal desarrollo de sus actividades (actos fortuitos e imprudentes).

Dentro de la seguridad integral consideraremos todos los aspectos: protección diná­mica, estática, contravigilancia, organización, planificación, información, etc.

El objetivo pues, será la creación en torno a la persona o lugar que se quiere proteger, de un área geográfica dentro de la cual no sea posible la presencia de alguien capaz de efectuar una agresión, y si esto no se consigue, al menos crear una zona en la que en caso de producirse aquélla, pueda ser neutralizada sin que consigan los agresores los efectos que pretendían (Siempre se debe contar con una vía de escape-refugio).

2.1.2. Riesgos que afectan al protegido

Podemos distinguir los siguientes:

• Políticos:

Están fundamentados en la esperanza de un grupo político de que con el asesinato del líder de otro grupo contrario que detente el poder o aspire a él, éste pasaría a sus manos.

Estos motivos podrán darse con mayor frecuencia en países con sistemas de gobier­no muy centralizados y personalistas, donde la muerte de líder puede suponer el cambio de sistema político.

• Ideológicos:

Están basados en causas de tipo ideológico. Un ejemplo sería el atentado a una per­sona de ideología izquierdista por otro con ideas ultraderechistas o de otro tipo.

• Psicológicos:

Fundamentados en los desequilibrios mentales que puedan padecer los ejecutores de un acto asesino. Muchas veces estarán motivados por el deseo de publicidad o notoriedad del asesino debido a causas patológicas.

• Económicos:

Basados en los intentos de determinados grupos de presión de beneficiar sus intere­ses mediante la eliminación física del dirigente que se opone a ellos.

• Raciales:

Tienen su origen entre distintos grupos raciales que puedan representar intereses contrapuestos.

• Religiosos:

Fundamentan su razón de ser en la existencia de enfrentamientos entre grupos de creencias religiosas opuestas.

• Personales:

Pueden ser debidos a diferencias personales entre la víctima y el agresor, que lleve a éste último a cometer un acto criminal contra aquél.

• Monetarios:

El asesino puede actuar por móviles económicos, para recibir un precio por el acto ejecutado, si bien, la organización de la trama puede responder a alguno de los factores citados anteriormente.

• Sociológicos:

Pueden confundirse con los políticos y los ideológicos. Suelen realizarse por mino­rías insatisfechas con la esperanza de provocar el cambio social ambicionado.

• Terroristas:

Los motivos pueden estar interrelacionados unos con otros: políticos, religiosos, etc. Ofrecen un reto importante a las operaciones de protección establecidas, motivado por el abundante material, preparación, medios económicos y técnicos con los que dichos grupos suelen contar.

2.1.3. Situaciones de peligro

Nuestra labor no debe circunscribirse en exclusiva a los posibles elementos de agre­sión sino que se debe ampliar a otras circunstancias relativas a la esfera de actividades y actuaciones; se deben controlar las situaciones que supongan cualquier peligro para la integridad física o psíquica, y las que puedan entorpecer la vida normal.

Los peligros a los que puede estar sometida una Personalidad pueden ser diversos:

• Asesinato:

Es el más temido por sus nefastas consecuencias, el más frecuente y el que más cui­dados requerirá en su evitación por parte del servicio de seguridad.

• Agresiones a la integridad:

Similar al anterior aunque sus resultados sean de menor gravedad.

• Secuestro:

Más difícil en su comisión, pues para ello habrá de eliminarse o anular al grupo de seguridad, mientras que en el asesinato, no será necesario, puesto que la acción va dirigi­da únicamente contra la Personalidad.

• Accidente:

Se trata de un caso fortuito que los miembros del grupo de seguridad tratarán de im­pedir con la revisión sistemática de automóviles, edificios, extintores, etc.

• Grupos hostiles:

Pueden surgir en actos multitudinarios y de masas incontroladas. Para evitarlos, será necesario impedir el contacto directo de la Personalidad con ellos aunque, según las cir­cunstancias, se deberá compaginar con la servidumbre pública.

• Actos negligentes:

La imprudencia en la ejecución de determinados actos, puede llevar a la Personali­dad a una situación de peligro que los miembros de su seguridad deberán impedir advir­tiéndole de ello.

2.1.4. Problemas que puede originar la protección

Los problemas que puede plantear un servicio de protección a los miembros del mis­mo encargados de prestarlo pueden ser diversos y debidos a multitud de causas:

• Escasez de medios humanos y materiales:

El escaso número de protectores en un servicio de protección repercutirá negativa­mente en la realización del servicio: dificultad de hacer frente a una situación de peligro, tiempo de descanso, etc.

Asimismo la escasez de medios materiales (automóviles, medios de comunicación, etc.) o su estado de conservación pueden influir de forma negativa en la prestación de los servicios de protección.

• Falta de información:

Motivada por la mala o nula información que recibe el protector sobre los movimien­tos y desplazamientos del protegido por parte de los Gabinetes o Secretaría del mismo.

Es importante y primordial también la información que pueda recibir de los departa­mentos policiales sobre la existencia de grupos hostiles, manifestaciones, etc. que puedan perjudicar el normal desarrollo del servicio de seguridad.

• Realización del servicio:

Está supeditado a diversos factores relativos al comportamiento de la Personalidad así como de los propios funcionarios. Una protección realizada con excesiva rigidez res­tará libertad de movimientos a la Personalidad, que tratará de eludirla. Por el contrario, la ejecutada con excesiva dejadez resultará inoperante.

• Preparación del protector:

Una falta de preparación puede ser causa de ineficacia y de la nula efectividad del servicio.

Los sistemas de seguridad han de basarse en una adecuada metodología y prepara­ción profesional. La intuición, buena voluntad y disposición no son en sí mismas sufi­cientes, al igual que la experiencia. Todos estos factores han de estar conjugados con una adecuada preparación, técnica, planificación, etc.

La falta constante y periódica de preparación creará el desconocimiento en el empleo de las técnicas adecuadas produciendo al mismo tiempo en el protector la desgana y la apatía.

Como consecuencia de ello incurrirá en el olvido y falta de aplicación de las normas de seguridad establecidas, convirtiéndose en un mero acompañante con escasas posibili­dades de reacción ante un hecho criminal que se pueda presentar.

• La rutina:

Este es quizás el factor más negativo y común, y nuestro mayor enemigo. Se debe permanecer siempre atento para evitar ser sorprendido, dada la importancia y trascenden­cia de la función que se desempeña.

• Características del protegido:

Las Personalidades que desarrollan actividades políticas tienen determinadas ser­vidumbres: público, medios informativos, etc.. La ejecución de un estricto servicio de protección puede afectar negativamente a dichas servidumbres políticas.

Estas podrán derivar en problemas para el equipo de protección que habrá de compa­ginar con la eficacia del servicio.

Asimismo, la permanencia continua con la Personalidad llega en ocasiones a que se les encomienden a los protectores tareas de carácter doméstico y servil que en ningún caso deben ser aceptadas.

La contravigilancia podría definirse como aquella actividad encaminada a descubrir si sobre un objetivo potencial se está realizando alguna vigilancia u observación. Puede explicarse con claridad con dos sencillos principios:

• Vigilar a quién vigila o ver sin ser visto.

• Contravigilancia es controlar a los que vigilan, no a los protegidos.

Se trata pues de detectar la labor de observadores que estén actuando cerca de alguna Personalidad, edificio, instalaciones, etc.; recogiendo la información necesaria para co­meter con posterioridad un acto criminal.

2.1.4.1. Fundamento y generalidades

El fundamento de esa actividad lo constituyen la prevención y el apoyo.

Prevención, en tanto en cuanto está dirigida a lograr la detección de individuos o grupos que mediante la información recopilada traten de averiguar el lugar y momento más propicio para cometer un ataque contra una persona o edificio.

Apoyo, en el sentido de reforzar o complementar la acción de una protección esta­blecida alrededor de un objetivo, supliendo las lógicas limitaciones que en el plano espa­cial afectan negativamente en cualquier protección estática o dinámica, funcionando en este caso como segundo o tercer círculo de seguridad.

Sin embargo, en el campo de la protección que nos ocupa, la contravigilancia no siempre actúa como complemento del primer circulo o cinturón de seguridad; si bien ésta es la labor en la que se trabaja con mayor asiduidad, también puede funcionarse como protección discreta, es decir, como protección dinámica única y exclusiva, prestada a distancia y en condiciones para no hacerla patente, cuando concurren determinadas cir­cunstancias que así lo requieran.

En otras ocasiones se actúa como grupo de información, remitiendo con celeridad todas las noticias, datos, sucesos o novedades acaecidas en el desarrollo de un dispositivo de seguridad al Jefe del mismo, quién, realizando una evaluación del riesgo, adoptará las medidas de prevención necesarias para llevar a buen fin la operación.

2.1.4.2. Clases de contravigilancias

De los diferentes parámetros en que podemos apoyar una clasificación, elegiremos aquél que lo hace basándose en el tiempo de permanencia, del tipo de contravigilancia a realizar, dependiendo a su vez del grado de amenaza existente. Así podemos distinguir las siguientes:

Permanentes o habituales

Son aquellas que se ejecutan como medida de seguridad general en apoyo de la protección dinámica y estática fija por considerar a la persona o edificio de que se trate como un objetivo potencial para algún grupo terrorista, sin que para ello deba existir una amenaza concreta o un riesgo inminente.

Estas contravigilancias pueden prolongarse en el tiempo si se estima conveniente, por el cargo que ocupe la persona o sobre el edificio por la institución que albergue.

Esporádicas o temporales

Son las que vienen inspiradas en el peligro eventual que en un momento determinado afecta a las Personalidades o instalaciones basadas en amenazas conocidas, anónimos, informaciones o hechos concretos que elevan las cotas de riesgo a límites preocupantes, o bien, como consecuencia de acontecimientos de cierta relevancia que habrían de tener lugar en fechas concretas.

Este tipo de contravigilancias se mantienen durante el tiempo que persiste la amena­za hasta que se considere prudente que ha desaparecido el riesgo.

2.1.4.3. Funciones y sistemas de actuación

Fundamentalmente la labor de contravigilancia está dirigida a detectar a elementos de grupos organizados que estén intentando recabar información para la posterior ejecu­ción de un acto delictivo.

Esta información se realiza para encontrar algún fallo en la protección y efectuar el ataque en el lugar y momento más propicios para conseguir el fin apetecido y con el mí­nimo riesgo para los ejecutores.

Por tanto, quedarían excluidos de esta actividad los elementos que actúan individual­mente, movidos por el afán de notoriedad, venganza personal, desequilibrio mental, etc., que no tienen en cuenta el elemento “riesgo personal” actuando como “kamikaces” y no requiriendo para ello una información completa de los movimientos de una VIP (persona­lidad) o de la seguridad del edificio objeto del ataque.

La neutralización de esos elementos criminales sería competencia del segundo o incluso primer círculo de seguridad.

Por consiguiente, la labor del contravigilante irá dirigida a los grupos organizados, tanto en la fase de información detectando a los componentes que se encuentren recaban­do datos, como en la fase de ejecución neutralizando al comando, próximo ya a efectuar el ataque.

Debe destacarse que para que una contravigilancia actúe con plenas garantías de efectividad, ha de contar con información que procederá de dos vías o fuentes distintas:

a) La facilitada por el staff de la VIP; secretaría, servicio de protocolo, de protec­ción, etc…, sobre los movimientos y actividades a desarrollar por el protegido. Esta será de gran utilidad para poder desplegar a los contravigilantes en el en­torno de los lugares donde vayan a tener lugar esas actividades o movimientos.

b) La obtenida a través de distintos servicios de información policial sobre el “mo­dus operandi” de los distintos grupos terroristas que puedan estar relacionados con determinada VIP u objetivo y que pudieran tener intereses en su ataque, así como también de la identificación de alguno de los componentes, grupos exis­tentes, etc.

Existen multitud de grupos terroristas extranjeros que sin gozar de implantación en nuestro país, pueden desplazarse a él contando con el apoyo o infraestructura de grupos terroristas o sin él y cometer actos terroristas contra intereses de países y legaciones di­plomáticas acreditadas en España. Por tanto, cada protección requerirá una información y un tratamiento distinto.

Mantener estrechos contactos con los respectivos servicios de información será de gran interés para obtener los datos que van a facilitar nuestra actividad; ésta necesaria colaboración no podrá obstaculizar el trabajo de dichos Servicios, muy al contrario, la contravigilancia estará a su disposición para todo aquello en lo que les pueda ser útil, atendiendo a la premisa de unidad de esfuerzo que debe regir en las actuaciones de nues­tra Corporación.

Por tanto, las personas que participan en las contravigilancias deberán estar alertados en el sentido de poderse encontrar con estos grupos terroristas en su fase de ejecución, teniendo en cuenta el peligro y riesgo que ello supone y la decidida y meticulosa inter­vención que habrán de realizar en su momento para neutralizar al grupo, por sí mismos o solicitando la colaboración necesaria de ser posible

Los lugares donde deberá desarrollar su actividad la contravigilancia serán aquellos desde donde se pueda obtener información de los movimientos, medios de protección que actúan o actividades de una VIP sin, al mismo tiempo, ser observados por los miembros de la protección dinámica o estática; o bien en las proximidades del objetivo desde donde se pueda cometer cualquier hecho delictivo

Del mismo modo es trascendental para la ejecución de una contravigilancia que sus miembros actúen de forma discreta, pasando desapercibidos, sin que su presencia se haga manifiesta incluso para los miembros de las protecciones dinámicas y estáticas a las que se apoya y con las que habrá de mantenerse un estrecho contacto vía radio mediante claves convenidas o siempre que sea posible por vía telefónica.

huma­nos y materiales a nuestro alcance, alternando habitualmente a los funcionarios actuantes y vehículos, si bien todos habrán de estar perfectamente informados del servicio que realizan y de los pormenores del mismo, empleando diferentes vehículos y matrículas, utilizando una indumentaria acorde con el medio donde haya que desenvolverse, etc…

Como conclusión, es importante resaltar que nuestra misión, si bien sirve de apoyo a una protección, no va dirigida fundamentalmente a potenciar aquélla de tal forma que haga imposible la actuación de un grupo terrorista.

Se busca dicha imposibilidad pero se pretende con ello, no espantar al activista que elegirá un objetivo más fácil, sino detectarle, obtener el mayor número de datos posibles para ponerlos a disposición del operativo correspondiente que será el encargado de ave­riguar la trama terrorista y detener a sus componentes, evitando con ello que vuelvan a cometer actos criminales.

3. Protección dinámica de personas en cumbres internacionales y grandes dispositivos

3.1. Introducción

Los desplazamientos que realiza una Personalidad fuera de los lugares habituales donde permanece más tiempo, (domicilio y lugar de trabajo) son los que su integridad fí­sica corre un mayor riesgo. Por este motivo deberemos extremar las medidas de seguridad al objeto de contrarrestar estos efectos negativos que se puedan presentar.

Para ello estableceremos unas áreas de seguridad con los medios de que disponemos en las que la Personalidad ocupará el centro.

La protección que se ejerce durante los desplazamientos de la persona protegida constituye lo que hemos denominado protección dinámica.

3.2. Círculos de seguridad

Son los espacios o áreas de seguridad creados en torno a una persona protegida al objeto de evitar una posible agresión.

Podemos distinguir tres círculos concéntricos:

3.2.1. Primer círculo

Está formado por el anillo de protección inmediato en torno a la VIP. Este anillo siempre contará con un Jefe de cápsula sea cual sea el número de funcionarios que lo integren y estará formado exclusivamente por los encargados de la escolta personal.

Su cometido principal será neutralizar cualquier agresión que se pueda producir, cu­brir y proteger a la Personalidad, evacuándola a un lugar seguro predeterminado si fuese necesario.

3.2.2. Segundo círculo

Está integrado por el personal de paisano o de uniforme, ajenos al primer círculo pero en constante comunicación con el mismo, cuyas funciones principales serán:

• La previsión.

• La vigilancia.

• El control.

• La reacción ante incidentes o riesgos que surjan en la zona próxima a la Perso­nalidad en:

– Desplazamientos e itinerarios.

– Locales donde se celebren actos o reuniones.

– Alturas o subsuelo.

3.2.3. Tercer círculo

Es el último anillo que se establece en torno al objetivo a proteger. Estará tan alejado en el tiempo y en el espacio como se determine en función de las necesidades operativas.

En él caben todas aquellas medidas de seguridad que se quieran adoptar, ya sean con anterioridad o incluso durante su celebración y que coadyuven a su normal desarrollo. (Controles de fronteras, Chequeos de identidad, Restricción de acceso, Solicitud de in­formes, etc )

3.2.4. Funciones del Jefe del Equipo de protección

El Jefe del equipo será el que indique los cambios en la formación de protección, adoptando el método ensayado anteriormente o el que considere más oportuno según la situación, economizando en la medida de lo posible los movimientos.

Preferentemente los desplazamientos de los protectores se realizarán en el sentido de las agujas del reloj.

• Mantendrá la mínima distancia con la VIP.

• Será el encargado de cubrir y evacuar a la VIP.

• Desplazará a la VIP y se interpondrá a la agresión.

• Dirigirá y coordinará al resto del equipo.

• Ordenará el inicio de los movimientos y los cambios de formación.

3.2.5. Actuación en casos de emergencia

Las reglas generales de actuación en caso de emergencia serán las siguientes:

• Señalizar el ataque (uso de lenguaje convenido).

• Neutralizar al agresor (en su área de influencia).

• Dar cobertura a la VIP(hacer de blanco con nuestro cuerpo).

• Evacuarla rápidamente (hacia un lugar seguro ya previsto).

En todo caso la situación de emergencia debe haber sido convenientemente practica­da y ensayada por el equipo de protección.

3.3. Referencia a los grandes dispositivos de seguridad

Anteriormente se ha hecho referencia a la actividad desarrollada en la protección dinámica a una determinada VIP, en su actividad privada o en el ejercicio de sus atribu­ciones o funciones.

En otras ocasiones, hemos de tener en cuenta que esta Personalidad acudirá a eventos en los que, por su importancia, serán punto de reunión y cita con otras personalidades; por lo cual, la cápsula de seguridad deberá sumarse a un dispositivo que englobe la presencia y actividad de otras cápsulas de seguridad.

Aquí, se deberán cumplir unas pautas establecidas de antemano en el citado dispo­sitivo y:

• La protección estará compartida entre diferentes Unidades policiales (Ejemplo: Casa Real, Presidencia Gobierno etc.).

• Las cápsulas de seguridad serán conjuntas.

• A veces estarán incluídas policías de otros países en la cápsula de seguridad.

• El VIP, puede viajar en medios que correspondan a otra de superior estatus o rango, por lo cual, quedará bajo la protección del equipo de aquélla.

• Se aloje en palacios, sedes, embajadas, donde por su especial jurisdicción no sea posible acceder y continuar el servicio.

En estos casos, el Jefe de Cápsula deberá informarse previamente de la organización de la seguridad en el dispositivo y establecer las pautas de actuación de su equipo según las instrucciones recibidas, colaborando o retomando el servicio cuando finalicen las cir­cunstancias mencionadas.

Resumen

• Sin coordinación no hay seguridad plena, por tanto es imprescindible la implemen­tación de elementos de coordinación, plasmados en una sala conjunta en la que estén presentes todos los cuerpos que intervengan en el dispositivo de seguridad.

• El CECOR debe estar parcelado y a la vez complementado en las diferentes áreas de trabajo tanto humanas como materiales y su ubicación será la mejor para el cumpli­miento efectivo del servicio.

• La información es poder. Por ello es imprescindible, al objeto de impedir la vulne­ración de la seguridad, la localización de aquellos elementos que traten de atacar un dispositivo o a un protegido. Esta detección temprana y preventiva asegura el éxito en el ámbito de la seguridad y es consecuencia de una adecuada contravigilancia.

• La protección de una personalidad debe ser integral al objeto de minorar todos aque­llos riesgos que pueden afectar a un protegido tratando de evitar situaciones de peli­gro y solucionando problemas en la protección.

• La protección dinámica de personas en cumbres internacionales y grandes dispo­sitivos está basada en la teoría de los círculos concéntricos como áreas parceladas e integradas en un mismo protocolo de seguridad. Dicho protocolo debe preveer también la actuación en casos de emergencia de todos los intervinientes con especial referencia a las funciones del jefe de equipo de protección.


Novedades