martes,11 abril, 2023
Había una vez un hombre y una mujer que querían robar en una tienda de tecnología llamada Mediamarkt. La mujer fue directamente al mostrador de teléfonos móviles y cogió tres modelos diferentes sin que nadie la viera. El vigilante de seguridad la siguió discretamente y la vio meter los teléfonos en una bolsa. Cuando la mujer salió corriendo de la tienda, los arcos de seguridad sonaron y el personal de seguridad la persiguió. El hombre trató de distraer al vigilante diciéndole que él no había cogido nada, pero el objetivo real era la mujer.
El vigilante finalmente atrapó a la mujer, pero ella lo agredió y lo cogió del cuello. La policía llegó y la mujer fue detenida. Después de hablar con un juez, fue puesta en libertad.
En otra parte de la ciudad, la Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE) tenía una estación en Juslibol para medir el caudal de las acequias. Pero un día, alguien robó todas las placas solares, los sensores y todo el cableado de cobre de la estación. Los objetos robados podrían valer hasta 6.000 euros en el mercado negro. Además, los agricultores de la zona no podrían saber cuánta agua se había utilizado porque los ladrones habían roto la estación.
La policía está investigando el robo, pero todavía no ha encontrado a los ladrones. Es probable que los ladrones quieran vender el material robado a otras personas, lo cual también es un delito. Los lugares que compran chatarra tienen inspecciones periódicas y sistemas de control para evitar que alguien robe material y lo venda después.
